sábado, 13 de septiembre de 2008

Soledad

Esta es la palabra. Soledad. Es lo que siento estos días. Lejos de caer en depresión, ni mucho menos, últimamente puedo llegar a ser capaz de sentirme solo entre una multitud.

Yo sabía que esto iba a pasar tarde o temprano, sólo que no pensé que pudiera llegar tan pronto. Siento que me estoy quedando solo y todo empezó cuando se rompió el grupo. Antes éramos un grupito mixto de 5 ó 6 personas, teníamos 16 años y nos íbamos con las motos carretera arriba carretera abajo, da igual donde fuéramos , la cuestión era ir a parar juntos, meternos en follones, saltarnos las reglas, beber, fumar y apalancarnos en cualquier sitio a hablar comiendo una bolsa de patatas... Y así fue durante 2 años, los mejores de mi vida.

Recuerdo y añoro esa época en que todo eran cosas por descubrir. Solamente éramos un puñado de adolescentes rebeldes, sin barba, con granos y con las hormonas alteradas. Teníamos la desfachatez de creer que el mundo era nuestro y, en cierto modo, lo era. Nuestra máxima: amistad.

Pero pasó el tiempo y el tiempo dio paso a la separación del grupo. Unos por un lado, los otros por el otro y la casa sin barrer. De ellos sólo quedábamos una chica, mi mejor amiga y de la que ya he hablado de ella en capítulos anteriores, y yo. Sí, lo he conjugado bien, en pasado, porque ahora ya no me queda ni ella.

Estos últimos años han estado bien, hemos salido y nos hemos divertido, pero... era de esperar, ella se ha echado novio y eso me sitúa a mí en un segundo plano, lo cual me jode soberanamente. No puedo, ni quiero competir, pero aún así siento que me han arrebatado algo que era mío, mis momentos.

Le odio a él y la odio a ella y mis motivos tengo para hacerlo, aunque sé que no son justificables. Deseo que todo les vaya bien y que duren muuuuuchos años (acabo de soltar una mentira notablemente sospechosa, nótese la ironía). No, no se lo deseo, quisiera que les fuera mal, que se dieran cuenta de que no pegan ni con Super Glue, que ardan en el infierno aunque, y esto sí que es cierto, daría mi vida por poder desear lo contrario, sólo que no puedo, al menos no de momento, es demasiado pronto.

Espero que esto no influya en mis estudios, y yendo al gimnasio me siento mejor, me evado un poco de la cruda realidad.

Por si a acaso cabía alguna duda: sí, estoy muy celoso, a rabiar.

(No quiero comentarios)

Obsequio de mar: