Recuerdos destrozados

Parece mentira como forjamos nuestras vidas y los vínculos que en ellas se crean. Día tras día, mes tras mes, año tras año vamos creando nuestro sitio, nuestras movidas, nuestros recuerdos... Es increíble que lo que tanto cuesta en construir lo fácil que se desvanece a veces. Este es el caso de un pub al que frecuento des de los 15 años (ahora tengo 21). Es un antro, pero allí he pasado los mejores años de mi vida. Hay unos sofás, un billar, un piano destartalado, una diana... Pues ¡se acabó!. A este antro le quedan unos días de vida. Lo van a derrumbar para construir unos bloques de pisos.

Joder, vaya mierda. Últimamente dejé de ir por motivos personales, pero siempre lo había considero un lugar donde me formé como adulto. Todos crecimos allí, empezábamos a ir, ya lo he dicho, des de los 15, y ahora que todos tenemos 21,22,23... seguíamos allí. Sí, alguna vez había hecho campana en el insti y ese era el escondite perfecto. Es increíble la de recuerdos que me invaden: risas, borracheras, confesiones, reuniones, algún que otro porrete (hace tres años que no me fumo ninguno ni volveré a hacerlo), y más cosas que no voy a contar aquí...

Siempre estamos todos, los que me caen bien, los que me caen mal, las tías buenas, las que son un feto, el típico tío de 50 años bebido y baboso, el empollón, el capullo, el ligón que todas se vuelven locas, las pijas, los raros, le hevyata melenudo, yo..., todos teníamos nuestro sitio y todos éramos todos.

¿Y ahora qué? Pues ya ves, todo se queda en un puñado de fotos y unos melancólicos recuerdos de lo que fue mi adolescencia. Sólo me queda esperar a tener nietos y contarles un día, paseando por allí, que antes que construyeran esos bloques de pisos, en ese mismo punto, existió un lugar donde pasé los mejores años de mi vida...